POR DANIA RODRIGUEZ
Pero la Noble Sophia se acercó a la Esencia del Alma, y la besó de amigable manera, y tiñó su oscuro Fuego con sus Rayos de Amor y resplandeció a través de ella con su brillante y poderosa Influencia.
Imbuida de un fuerte Sentimiento y Emoción por el que el Alma saltó en su Cuerpo de gran Alegría, y en la Intensidad de ese Amor Virginal, se regocijó y alabó al Gran Dios por su sagrada Dádiva de Gracia…
(Extracto de la obra de Jacobo Boehme, “El Camino a Cristo”)
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