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lunes, 8 de agosto de 2011

Breve biografia de Hugues de Payns



Fue maestre entre los años 1118-9 y1136.

El fundador de la orden nació allá por 1080 y murió el 24 de mayo de 1136. Su lugar de origen es controvertido.

Un acta encontrada en 1897 declara que nació en Mahun, en la comuna de Saint-Symphorien en Ardeche, cerca de Annonay. En otra acta de la biblioteca de Carpentras, fechada en 1130, se menciona como lugar de nacimiento Viviers, otro pueblo de Ardeche, sede de un importante obispado en esa época. El historiador español Juan Atienza afirma haber descubierto en los archivos del siglo XVIII de la Biblioteca Nacional de Madrid noticias de un tal Hugo de Pinós, nacido en Bagá, en la provincia de Barcelona, que, para él, es el verdadero padre de los templarios. Pero probablemente se trata de homónimos y la mayoría de los investigadores opina que Hugo nació en Champagne.

Fue armado caballero solemnemente y poseía, en calidad de señor de Montigny, las tierras de Payens, situadas a una decena de kilómetros de Troyes, en la orilla izquierda del Sena. Poseía también otro feudo cerca de Tonnerre.

En los diferentes documentos que le conciernen la ortografía de su nombre es Hugues de Paenz, Hugo de Paencis y Hugues de Payns o de Payens. Guillermo de Tiro le llama "Hues de Paiens delez Troies".

Contrajo matrimonio con la dama Eremburge, de quien enviudó en 1126. De esta unión nació un hijo, Thibaud, que con el tiempo sería abad del monasterio de Sainte-Colombe. Tenía estrechos vínculos de sangre con la poderosa familia de los condes de Champagne. Se dice, también, que quizá fue primo de san Bernardo, quien afectuosamente le llamaba Carissimus meus Hugo.

Nada permite afirmar que participó junto a Godefroy de Bouillon en la primera cruzada. Habría llegado a Tierra Santa en 1104, como miembro de la peregrinación organizada por el conde Hugo de Champagne.

Hacia 1110 participó, con Geoffroy de Saint Omer, en la construcción de la torre que con el tiempo serel Cháteau-Pélerin. Es dudoso que haya permanecido siempre en Oriente. Más bien se cree que efectuó varios viajes de ida y vuelta entre Francia y Siria antes de pronunciar los votos definitivos en 1119.

En 1108 se encuentra en Gisors la huella de un De Payns a quien el rey Luis VI el Gordo confió la vigilancia de la fortaleza antes de devolvérsela, el año siguiente, al rey de Inglaterra, Enrique Beauclerc. La ausencia del nombre de pila impide reconocer en este hombre al fundador de los templarios.

A partir de 1119 parece que fijó su residencia en Jerusalén con la idea de fundar una orden de monjes-soldados, a la que dio su propio escudo de armas –“una cruz paté de gules en campo de plata"-.

Su presencia es indiscutible en los grandes momentos que constituyeron la génesis de la orden:

-25 de diciembre de 1119: junto con Geoffroy de Saint Omer pronuncia delante del rey Baudonin II y del patriarca de Jerusalén, Gormon de Piquigny, los tres votos de castidad, pobreza y obediencia y se compromete a vigilar las rutas de peregrinaje y los pozos de agua potable. El rey les otorga un ala de su palacio situado en el recinto del antiguo Templo de Salomón. Otros siete compañeros se unen rápidamente a ellos. Son: Hugo de Champagne, que no pronunciará sus votos definitivos hasta 1126, tras haber cedido sus tierras a la abadía de Claraval; André de Montbard -primo de san Bernardo- quien llegará ser el quinto maestre de la orden; Robert de Craon, borgoñón, que sucederá al fundador. Luego tenemos una lista de caballeros de los que se sabe poco: Geoffroy de Bissol, Roral, Payen de Montdidier, Gondemare y Archambaud de Saint-Agnan.
- 1126-1127: Hugo de Payens, Gondemare y André de Montbard efectúan un largo viaje a Occidente y son portadores de cartas de recomendación de Baudouin II. Una está dirigida al papa Honorio III y en ella se señala: "Desean la confirmación de su empresa y una regla definitiva." La segunda está dirigida a Bernardo de Claraval. El rey de Jerusalén le pide que abogue por la causa de los pobres caballeros y "que elabore con ellos la regla de los templarios, de suerte que no estén mucho tiempo alejados del estruendo de la guerra y que sean herramientas útiles para los príncipes cristianos. Obrad de modo que podamos, si Dios quiere, ver el feliz desenlace de este asunto".
La ayuda del santo no se hizo esperar y, mientras se espera la reunión del concilio de Troyes, Hugo y sus hermanos se embarcan en una auténtica campaña de reclutamiento y recorren Anjou, Poitou, Flandes, Inglaterra y Escocia.
- 13 de enero de 1128: celebración del concilio de Troyes. En ese concilio fundacional inspirado por Bernardo participan un legado pontificial, numerosos prelados y Etienne Harding, abad del Císter. El objetivo de Hugo de Payens es doble:
-- Lograr que el concilio proclame el reconocimiento canónico de la Orden del Temple.
-- Obtener la elaboración de una regla, redactada por san Bernardo y escrita en latín por el clérigo Johan Michel. La traducción de la regla al francés se empezará en 1140 y se completará en 1165.

El objetivo de la orden está claramente definido: defender Tierra Santa contra los ataques de los infieles. En medio de un gran entusiasmo el concilio aprobará este nacimiento y concederá a la orden la autorización de llevar el manto blanco, o "manto de luz", que más que los votos de castidad es un claro reflejo de la filiación espiritual con Claraval. El concilio precisó que los templarios sólo debían obediencia a sus dos superiores jerárquicos, el gran maestre y el Papa. Hugo de Payens podía sentirse satisfecho. La orden había obtenido todo lo que le iba a permitir obrar con entera libertad.

De Hugo conservamos la imagen nítida de un visionario, un pionero, que, sin embargo, no renegó de su pasado y de sus riquezas tradicionales. Ese guerrero con inclinaciones por el mundo espiritual surge como el hombre ideal de una orden cuyo nacimiento supo alumbrar

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